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Microplásticos: La contaminación invisible

Los microplásticos se han convertido en uno de los mayores retos medioambientales del siglo XXI, pues se trata de los contaminantes más preocupantes, complejos y de difícil manejo. Han aumentado a un ritmo vertiginoso y su acumulación ha llegado a tal punto que se pueden encontrar en grandes cantidades en casi cualquier rincón del planeta.
 
Aún se debate a partir de qué tamaño pueden considerarse microplásticos, pero la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) utiliza el parámetro de menos de 5mm de diámetro para calificarlos. Pero, ¿de dónde provienen? Existe una gran cantidad de fuentes, incluidos los cosméticos, la ropa, artículos de pesca, deshechos plásticos de uso cotidiano y procesos industriales.


 
Para entender bien, es importante distinguir que existen dos tipos de microplásticos: Los microplásticos primarios, que son fabricados específicamente para ser utilizados en productos de cosmética e higiene personal, y los microplásticos secundarios, que derivan del proceso de deterioro de desechos plásticos más grandes.

Que los microplásticos no se vean a simple vista, no quiere decir que no existan. Debido a que no se biodegradan y sólo se desintegran en partes más pequeñas, este tipo de contaminación está en todos lados, según un informe de la OMS, incluso en el agua que bebemos. Al ser de tan pequeño tamaño, son difícilmente filtrables por las plantas de tratamientos de residuos y terminan mayormente en el mar.

Hoy se calcula que se generan 300 millones de toneladas de plástico al año, de las cuales 12 millones de toneladas llega a los océanos. La tendencia de crecimiento exponencial ha llevado a estimar que en el año 2050 se alcanzarán los 1.000 millones de toneladas anuales. Lo complejo del problema es estimar su propagación a gran escala y el daño que pueden ocasionar en el ecosistema.
 
Se ven afectados desde el organismo marino más pequeño y vulnerable, hasta el más grande. Lamentablemente, en el mar son consumidos por ciertas especies que los confunden con alimento, por ejemplo por el plancton, al ingerirlos pueden morir por desnutrición, disminuyendo la oferta alimentaria para otros organismos. Así, son absorbidos o ingeridos por muchos vidas, voluntaria e involuntariamente, alojándose en sus cuerpos, tejidos y provocándoles la muerte por intoxicación, incrementándose el problema entre aves marinas, peces y mamíferos acuáticos.


 
El microplástico no sólo contamina el agua y a las especies marinas, sino también los suelos, e incluso el aire. Según un estudio publicado por la revista Environment International, por primera vez se ha revelado la existencia de partículas microplásticas en las placentas de los bebés que están por nacer. En nuestra vida cotidiana los microplásticos son casi imposibles de evitar, sabemos que las personas consumimos estas partículas en los alimentos, en el agua y en el aire, pero los efectos reales y concretos que producen en nuestro cuerpo aún no han sido evaluados.

De principio es de urgencia tomar medidas y eliminar los plásticos de un sólo uso. Los científicos todavía están resolviendo la pregunta central: ¿Qué daño causa la ingestión de microplásticos a la salud humana? Hasta ahora no se ha demostrado ningún daño, pero para la flora y fauna marina sí, se alteran sus sistemas reproductivos, atrofia el crecimiento, disminuye el apetito, causa inflamación de tejidos y daño hepático y se altera la conducta alimentaria.

Fuentes:

Europasur

Cuídate Plus

Infobae

Terram

GeoInnova

AcuarioMichin

 

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